3 de marzo de 2010

Araceli, Aleida y Leidy

Esta es la historia de tres hermanas que asisten a las actividades del programa. Hace unos tres años aproximadamente, ellas empezaron a venir a PRONATS, atraídas por las visitas que hacían los educadores del programa a su zona de trabajo.

Estas visitas a la calle se realizan constantemente y permiten que nosotros los educadores conozcamos a nuevos chicos y apoyemos a los chicos que ya han participado con el programa. También sirven para velar por el bienestar físico y emocional de los niños y adolescentes en su lugar de trabajo, además de lograr que ellos sientan el apoyo del programa. Así cuidamos de que los NATs (Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores) no estén siendo explotados en sus fuentes de trabajo. Cuando realizamos estas visitas hablamos con los NATs sobre las experiencias que están teniendo en sus centros de trabajo. Al conocer a nuevos NATs les explicamos lo que la casa PRONATS les puede ofrecer y les invitamos a asistir al programa cuando ellos deseen. Cabe recalcar que el programa es de puertas abiertas, que es voluntad del niño o niña querer quedarse para que nosotros le ayudemos y lo apoyemos con sus tareas. Para asistir ellos tienen que cumplir los siguientes criterios, que los propios chicos lo pusieron cuando empezó el programa hace 16 años: estudiar, trabajar, no usar drogas y dormir en su casa y no en la calle.

Las tres hermanas cuando empezaron a asistir al programa tenían 4, 6 y 8 años de edad. En la actualidad, la menor, que se llama Aleida, está en el segundo año de primaria; la segunda, Araceli, está en cuarto de primaria, y la mayor, Leidy, está en el sexto grado de primaria.

Estas tres niñas se levantan bien temprano para ayudarles a sus padres a vender frutas en el mercado Los Pozos. Este mercado es de constante riesgo para las niñas, ya que aparte de las ventas de frutas, verduras, abarrotes, etc., también hay expendio de alcohol y droga. Esto es un riesgo constante dado que los padres, al estar tan ocupados trabajando, pueden descuidar la protección a las niñas y éstas podrían quedar a expensas de cualquier tipo de agresión o abuso de parte de personas que están bajo la influencia de algún tipo de droga.

La familia de estas niñas es de escasos recursos y se podría decir que viven casi en forma infrahumana, así que toda la familia tiene que trabajar para poder sobrevivir. Viven en la tienda en la que trabajan, la cual tiene un dimensión de 4 metros por 5 metros. Allí duermen, cocinan, guardan sus frutas y allí mismo tienen un precario baño.

Después de ayudarles a sus padres, las niñas asisten a PRONATS para realizar sus tareas del colegio. El programa les brinda un ambiente seguro donde ellas pueden hacer sus tareas con el acompañamiento y seguimiento de los educadores Juan, Loida y Gustavo, quienes las motivan a continuar con sus estudios y así evitar la deserción escolar, que en esta población es altas. Después de hacer sus tareas en PRONATS, las hermanitas regresan a su puesto en el mercado, almuerzan y se alistan para ir al colegio.

Estas tres niñas tienen el apoyo de sus padres, y los padres están de acuerdo que ellas asistan al programa. Además de ello, nosotros los educadores tenemos reuniones y charlas constantes con los padres para poder trabajar mejor. También realizamos visitas regulares al colegio donde ellas están estudiando, lo cual hacemos también para cada uno de los chicos que asisten al programa. De esta manera somos un apoyo para los padres de familia. ¿Y los resultados? Este año Aleida, Araceli y Leidy han vencido el curso correspondiente con notas aprobatorias.